lunes, 4 de febrero de 2008

QUERÍAS UNA MUJER BELLA

Te la imaginaste muchas veces.
Pensaste en ella
como en la bondad y la pureza.
Y llegaste a desearla con gran ilusión,
como al ser más precioso
a quien le entregarías tu corazón.
Hasta que la conociste,
la conquistaste y esperaste
que fuera bella en todo.
Nunca te imaginaste
cómo sería, realmente,
la vida de una mujer bella.
Sólo la querías y en verdad
no sabías lo que querías.
Hoy extrañas lo sencillo y bonito
y sabes, que lo sublime
trasciende a la belleza
en todas sus perspectivas e instancias.
Y ahora, has llegado a amarla,
y no puedes impedir
que el tiempo la desdibuje
del lienzo de tu corazón.
Además, eres el oidor
de sus leyendas,
el recepcionista de las llamadas telefónicas
de sus muchos y temerarios galanes,
y vives sino para cuidarla
o para sus caprichos y desdenes.
Ahora, ya sabes, lo que es vivir
con una mujer bella,
y no quieres lo que estás aprendiendo
y sin duda alguna, lo que sabes,
indiscutiblemente, de ti mismo...


PEDRO AUGUSTO MARQUINA PALACIOS.

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