martes, 26 de febrero de 2008

UNA HISTORIA CONSABIDA PERO SILENCIADA.


SOBRE LA VIOLENCIA SEXUAL Y LA PENA DE MUERTE (Parte 1)
INTRODUCCIÓN
En estos días se trata, social y apasionadamente, un asunto de dos caras, muy antiguo en cuanto a su existencia moral y legal y siempre actual en relación con sus efectos en la conciencia colectiva de la ciudadanía y en la opinión pública. Por un lado, la violación a menores de edad, y a mujeres, y por otro lado, la pena de muerte para el violador.
El meollo de este problema tiene su historia en la evolución de la vida sexual de las sociedades. Es necesario recordar las distintas formas con las que la humanidad, de modo general, ha practicado y formado costumbres sexuales, que algunos consideran buenas y otros malas, costumbres que en algunas razas son buenas y en otras malas, costumbres que en algunos lugares son buenas y en otros malas, costumbres que para algunas clases sociales son buenas y para otras malas. Costumbres que para algunas religiones son buenas y para otras malas. Las costumbres sexuales han sido y son poco tratadas como aspectos importantes y colectivos en el desarrollo del carácter social, moral, ético, familiar y religioso de los pueblos. Siempre han sido tratadas, por el Estado y la Iglesia con ciertas dificultades históricas y actitudes dogmáticas, cuando sí, con actitudes míticas y liberales, cuando no, sin darle el correcto valor para la definición de la identidad colectiva tanto en género como en lo referente al ejercicio de la autoridad y del poder.
Para entender mejor el aspecto de las costumbres sexuales y su evolución o involución, es necesario admitir que la sociedad, en términos de sexualidad, siempre ha sido la misma. Es decir, la endogamia, la poligamia y la monogamia como formas de uniones sexuales entre hombres y mujeres, han existido y existen más allá de toda consideración institucional moral y religiosa. Los aspectos característicos de la homosexualidad, las perversiones sexuales de prácticas masoquistas y sádicas o de bestialismos, y los condenables incestos diversos, también han existido y existen. Lo que sucede en el dormitorio da forma y destino al resto de una familia, de una sociedad y por ende al uso y abuso, valoración y desvalorización del sexo de un modo consciente o inconsciente.
Por: Pedro Marquina.

1 comentario:

JORGE dijo...

Excelente enfoque.

Lo que pasa es que nuestra sociedad se ha vuelto cada vez más permisiva, y ahora quieren matar a quienes llegan al extremo que la misma sociedad ha establecido.

Lo ideal es prevenir, castigar la falta, pero guardando la dignidad de la persona (tanto del agravante como del agraviado), y cuando la violación devienen en embarazo (casos realmente poco frecuentes), también apoyar a la víctima, teniendo en cuenta que la nueva vida también es una persona que tiene nderechos.